El tiempo pasa y las prioridades de la vida hacen que sea dificil tener un momento de tranquilidad para meditar y actualizar el blog, pero espero que pronto pueda volver a retomar estas reflexiones y dejaros esos pensamientos por aqui
Un saludo
Manuel
nmtepc
Senderos de sumisión
jueves, 25 de febrero de 2016
jueves, 7 de noviembre de 2013
Descuento en los últimos ejemplares
Este mes de noviembre los ejemplares de Caminos de sumisión serán
vendidos a 9 €, gastos de envío incluidos. Aprovechad la oferta y
haceros con los últimos ejemplares de la edición. Solo tenéis que
escribir al correo de la editorial (laplumadeseda@gmail.com) y os indicarán como hacer el pago.
viernes, 2 de agosto de 2013
16 ejemplares
Quedan solo 16 ejemplares de la edición en papel de Caminos de sumisión. Os avisó para que el que quiera encargarlos se apure en hacerlo, porque todavía no se si se hará o no una nueva tirada.
viernes, 26 de abril de 2013
Promoción hasta el 30 de Abril
Hasta el 30 de Abril de este año la editorial hace un descuento en la novela Caminos de sumisión. Este descuento consiste en no cobrar los gastos de envío dentro de España y en el caso de América en un descuento en el precio del libro de 4 euros. Los interesados pueden escribir a la editorial en el correo laplumadeseda@gmail.com
lunes, 22 de abril de 2013
A la venta en Palma
Me informan mis editores que ya hay ejemplares de Caminos de sumisión disponibles a la venta en Palma. Se pueden adquirir en la librería Tuareg llibres del món - situada en el Carrer del Bisbe Maura, nº 69, justo enfrente de la Escuela Oficial de Idiomas.
Me hacía ilusión que el libro estuviese disponible en Palma el día del libro y me apetecía mucho compartirlo con vosotros.
Me hacía ilusión que el libro estuviese disponible en Palma el día del libro y me apetecía mucho compartirlo con vosotros.
martes, 16 de abril de 2013
Escribir
Ayer una lectora me preguntó como iba el nuevo libro y cuando estaría
acabado. Parece una pregunta simple pero en realidad es complicada. A veces
escribo paginas de un tirón y a veces pasan días en los que lo que escribo no
tiene mucho sentido y lo dejo en una carpeta esperando a que madure, a que coja
vida o a que se pudra, porque la primera impresión era la correcta y no servía
para nada. No tengo ni idea de cuando lo acabaré, quizás en pocos meses o quizás
tarde mucho más tiempo. Tampoco se si será publicado, porque eso depende también
de cómo se venda Caminos de sumisión
y aunque las criticas de los lectores sean muy buenas, las ventas no son
precisamente alentadoras.
Hay cosas que no se pueden controlar y con las que hay que saber vivir. De
momento intento disfrutar de escribir o incluso del a veces desagradable placer
de escribir, cuando las cosas no salen bien y una frase o una situación se
niega a parecer natural y a no ir a su sitio correcto. Me gusta jugar con las
palabras, me gustan dominarlas, llevarlas a su sitio… ¿de qué me suena esto?
La implacable monotonía
La monotonía es un animal
hambriento y peligroso. Muchas relaciones D/s se rompen por la voracidad insaciable
de la monotonía, por la perdida de esas sensaciones especiales que se dan
cuando se inicia el proceso de aprendizaje. A veces la monotonía llega solo a
uno de los dos participantes y a veces son los dos los que se dejan llevar
siempre por la comodidad de hacer
siempre lo mismo o por la falta de imaginación del Dominante. Todo aquello que
antes tenía sentido empieza a ser algo que no ofrece más placer que el físico,
porque la monotonía se alimenta de nuestra mente, de nuestra capacidad de hacer
cosas nuevas y poco a poco esa luz que brillaba en nuestros pensamientos se va
relajando.
Imaginad por un momento a
una sumisa que recuerda únicamente sus últimos días o meses y que al acabar ese
periodo de tiempo se levanta un día como una tabla rasa en la que todo empieza
nuevamente de cero. Nuevamente vuelve a sentir esas sensaciones intensas de los
primeros días, nuevamente el Amo disfruta del placer de enseñar.
No me malinterpretéis, no
quiero decir con esto que fuese una situación ideal porque la repetición
continua atrae a la monotonía y porque disfrutar de lo que ya se ha enseñado a
una sumisa es algo sumamente placentero.
No, lo que quiero expresar es que lo
importante de esa imagen es su significado. La única forma de matar a la monotonía
y no dejar que entre en nuestras vidas es conseguir que la sumisa se sienta
cada día, por muchos años que pasen, como en los primeros en su aprendizaje. No
dejar de pensar en como guiarla, como sorprenderla, como estirar nuevamente de
la cuerda y tensar a la sumisa para que sienta y se sienta viva.
Sí, es agotador, pero
sumamente placentero.
lunes, 8 de abril de 2013
Extracto
Las dos mujeres
pasearon un rato hasta una parada de taxis. En el taxi fueron en silencio. El
taxista quería meter conversación a toda costa. Ella le preguntó si sabía si en
aquella zona había alguna tienda de animales.
—Hay una cerca,
tendremos que desviarnos un poco ¿quiere que las lleve?
—Sí, si es tan amable,
necesito comprar un collar para una perra.
Ana se sonrojó
consciente de que esa perra era ella y pensó que tenía que controlarse o él
taxista podría llegar a saberlo todo.
Era una preocupación
inútil, el taxista se dedicó a hablar con Alba y contarle cuantos los perros
tenía.
— ¿Usted tiene solo esa perra?
—No, también tengo un
perro, pero ese está muy bien entrenado. La perra en cambio es una cachorrita y
necesita que la enseñen.
—Disciplina, señorita,
siga mi consejo, los perros necesitan disciplina y saber quien manda. Si la
perra esa que tiene no es sumisa por naturaleza tendrá que imponerse con ella
ahora que es joven, porque si no después será mucho más difícil de controlar.
—No se preocupe,
seguiré su consejo, de todas formas me parece a mí que es bien sumisa. Pero
está bien saberlo.
— ¿No la tiene hace
mucho?
—Pues en realidad me la
han entregado hoy.
—Huy, pues disfrute,
porque cuando son cachorros es cuando mas se disfruta.
—Si, dígamelo a mí…
Ana se quería morir al
oír aquella conversación y notaba como los jugos de su sexo afloraban entre sus
labios.
Por Dios, que no manche
el vestido, pensó.
(Extracto de Caminos de sumisión)
domingo, 7 de abril de 2013
La humillación de pedir, el placer de decidir
No me gustan las maquinas de obedecer. Quizás deba explicarlo mejor, no me
gusta la actitud de una sumisa que se limita a esperar, que prefiere no pensar,
que considera que su una función es únicamente la de obedecer. Es demasiado fácil,
demasiado aburrido. Al principio es algo difícil para la sumisa, pero después se
convierte en un punto tranquilo, pasa a ser algo fácil el limitarse a obedecer,
a no pensar en esos momentos. Es más se puede convertir en algo tan placentero
que le haga olvidar la entrega para convertirse apenas en una forma de obtener
su placer personal.
Disfruto de la educación de una sumisa y no solo de su obediencia. Disfruto
de su vergüenza, de su humillación, de sus lágrimas y de su placer, de su
excitación y de su deseo. Y me gusta jugar con su mente, que sea consciente de
su entrega incluso cuando no estoy. Me gusta que piense y considero un placer
especial el ver como le cuesta expresar lo que desea. Porque para muchas
sumisas, si no para todas, lo fácil y cómodo es esperar las órdenes y lo
verdaderamente difícil y que hace que sean más conscientes de su condición, es
confesar y expresar con gestos o con palabras sus deseos y sentimientos.
¿Nunca habéis sonreído cuando un perro os trae en la boca, sin que se lo
hayáis pedido, una pelota porque desea jugar? Imaginad así a la sumisa, no solo
desea jugar, se muere de vergüenza de decirlo, de suplicar ser azotada, follada, que su Amo la use pasando de ella y de su placer. Imaginad al Amo cuando ve llegar a la sumisa con la pelota en la boca.
No solo sonríe al ver la actitud amistosa y juguetona del perro. Disfruta de
ver la excitación en la cara de la sumisa, su vergüenza, su humillación, la ansiedad
controlada de estar desnuda delante de su Dueño, de rodillas, con la cabeza
baja, sin poder hacer más que esperar a que él acepte o deniegue lo que le
ofrece y suplica. Notad al mirarla como siente por un lado el ridículo y por el
otro como nota que se humedece cada vez más. Imaginad el placer que siente el
Amo mientras se toma su tiempo pensando que hacer, jugar con ella, tenerla así
ofrecida y con su mente indefensa y abierta o ignorarla sin más, porque es su
poder el de decidir cuando, como y con quién. Pero, ¿no es verdad que ese poder
es infinitamente más placentero cuando ella se abre y suplica?
lunes, 1 de abril de 2013
En esos momentos de duda
A menudo sucede que el momento en el que la sumisa se encuentra más
indefensa y más sola es en los primeros momentos al iniciar su relación con un
Dominante. Puede parecer paradójico, pero muchas veces, sobre todo cuando es la
primera vez, ocurre que es precisamente
entonces cuando la sumisa tiene la cabeza un lío y puede llegar incluso a
abandonar y olvidar todo aquello que siempre había deseado. En esos momentos se
acumulan las preguntas y los miedos. El miedo a fracasar, el miedo a no estar a
la altura, el pensar que sus límites pueden hacer que él la deje, el no saber
como comportarse o como encajar todos esos sentimientos que llegan de una forma
inesperada. Es algo comprensible una vez que tiene que colocar todo nuevamente
en su vida. La entrega tiene consecuencias y unas de ellas es tener que asumir
una nueva forma de vivir y de convivir con los sentimientos.
En esos momentos lo más importante es no comerse esas preguntas, no asumir
sola esos miedos, esa confusión interior y pedir ayuda, hablar, explicar a otra
persona lo que se siente. Naturalmente hacerlo con su Dueño, porque él tiene
que saber lo que está pasando por la cabeza de su sumisa y porque la entrega
implica también sinceridad y abrirse al Dominante por mucho que cueste. Pero también
con otras sumisas o con algún Dominante amigo, porque todas esas cosas que se
sienten al mismo tiempo y que parecen difíciles de controlar, son sentimientos
que han sido vividos antes por otras personas y compartirlos con ellas que han
pasado por esa experiencia hace que todo vuelva a su sitio y que todo vuelva a
ser normal.
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