Nunca he entendido la
necesidad de controlar cada minuto de la vida de una sumisa. Entiendo
que para otros eso sea lo adecuado pero no lo comparto. Más que un
control explicito prefiero un control que esté siempre subyacente y
que se manifieste en el momento en el que yo lo desee.
No necesito que la sumisa
me muestre a todas horas y en todos los momentos lo que es, sé
perfectamente lo que es, y tampoco necesito que me recuerde en todo
momento quién soy y lo que soy.
Prefiero que el control
sobre la sumisa esté siempre presente pero no necesariamente
visible, esperando a que yo decida y convierta entonces una situación
normal en otra especial, sin mediar más que un gesto, una mirada,
una palabra, una orden.
Puede ser encontrarla
haciendo cualquier cosa y sin más hacer que se ponga a cuatro patas
o inclinada en una mesa o de la forma que yo desee y azotarla o
follarla sin más y dejarla después así, esperando a que le diga
que puede volver a hacer lo que estaba haciendo, como si nada hubiese
pasado cuando en realidad ha pasado todo.
Es ese cambio entre una
situación cotidiana y otra diferente la que me agrada especialmente,
que ella no sepa cuando va a pasar, pero que sepa que en ese momento
pasará si yo lo deseo.
Por eso me gusta tener el
control sobre su placer, que no pueda tocarse o tenerlo sin permiso,
que sea consciente de ello y que cuando lo recuerde, en ese pequeño
instante, sienta la excitación de la entrega que ha hecho. Tenerla
excitada, usarla y jugar con ella sin que sepa que va a ocurrir o si
voy o no a permitir que tenga placer ese día. Que disfrute tanto de
estar así que no sepa si le excita más el que le diga que se corra
o que el le diga que acabo de decidir que no se va a correr en muchos
días.
Es ese juego de mentes el
que me parece especialmente atractivo e interesante.
jaja!
ResponderEliminarTodo el post me ha traído mil pensamientos y recuerdos a la orilla de la mente. Sin embargo, me quedo con la última línea que parecen palabras de mi Amo ;)
Buena semana!