Decido que quiero que se prepare para mí. Sería fácil decirle que se
desnudase y que adoptase su posición, pero no es ese mi objetivo. Quiero que
piense, quiero que sienta cada instante de su preparación. Las órdenes son
sencillas, darse un baño, peinarse y maquillarse para mí. Después esperar a
que yo llegue. No me apetece estar en casa mientras se prepara, prefiero ir a
tomar algo mientras leo el periódico o observo como las olas llegan de forma casi
imperceptible a la playa.
Se que se está relajando dentro del agua caliente, pero también se que su
mente no está quieta, pensando en como prepararse. Se que cuando salga del
baño se dará cuenta de que su sexo está empapado y notará su excitación mayor
mientras se prepara.
Disfruto de beber esta cerveza, rodeado de gente y aislado en esta burbuja
interior en la que paladeo los minutos sabiendo lo que me voy a encontrar al entrar en casa. Dejo
que pase el tiempo. Sé que ya está preparada, pero quiero que se ponga más
nerviosa y más excitada. Cuando acabo la bebida me levanto, voy despacio
camino de casa y disfruto de imaginarla, peinada como si fuese a una cena y con un
delicioso toque gótico en forma de pintura de labios y de ojos de color negro. Me
gusta ver sus pezones también negros, como puntos que se ofrecen a mis deseos.
Por fin abro la puerta, ella está de pie, con las manos en la espalda. Me
quedo contemplando su figura. Lleva zapatos de tacón y medias negras. Su pubis
está perfectamente rasurado. El corsé, también negro, deja ver sus pechos y sus
pezones oscurecidos por el maquillaje. Entre sus piernas puedo ver como cuelga
su cola de perra que pende del plug que ha metido en su culo. Cuando me acerco
noto como tiembla ligeramente y como ese temblor es mayor cuando mi dedo roza
su costado. Su cabeza inclinada deja caer entre sus pechos las tiras de cuero
del gato que aprisiona con sus dientes.
Su coño está hinchado y excitado, húmedo y caliente. La espera ha
merecido la pena, su cuerpo está preparado y ansioso, su mente esta abierta,
expectante y encharcada.
Tomo el gato en mis manos y dejo que su lengua lama mi piel. Es hora de
decorar su cuerpo con las deliciosas marcas de los azotes. Rojo y negro. Mi perra está preparada.
Cuerpo y mente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario