Atada, delante de mí,
como una estatua griega, un escorzo forzado, inmóvil como un armario, como una
mesa, ella es parte del mobiliario y paciente espera. Paciente anhela el rozar de una
mano, una palabra, una orden, inmóvil, tensa y tranquila, ella espera.
Sabe que disfruto de estar
presente y de marcharme, de que sienta
mi ausencia. Sabe el placer que me da ignorarla y el que me da quemar su piel
con mi mirada.
Su excitación es pausada,
como lo es su entrega. No puede hablar, no puede moverse, ella es solo un
juguete que paciente espera.
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